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Surf, Ariane Ochoa

Ariane Ochoa, surfista española

¡Viernes de Vicio Sano! Esta semana hemos hablado con la surfista Ariane Ochoa, promesa indiscutible en el mundo del surf. Comenzó con 8 años en el mundo de la competición y desde entonces no ha parado. Ariane es campeona de España júnior Sub 18 y subcampeona de Europa sub-18 por selecciones en 2016 y medalla de bronce en el campeonato mundial celebrado en Australia de la categoría júnior en 2017.

Con el objetivo de llegar a las olimpiadas de Tokio, esta surfista ha estado trabajando muy duro estos últimos meses junto a Basque Team. 

¡Sigue leyendo porque nos lo cuenta todo aquí abajo!

Con cinco años te montas por primera vez en una tabla de surf. ¿Quién te inicia en el mundillo?

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Fue una semana de casualidades. Mi familia no tiene nada que ver con el mundo del mar, pero mis padres decidieron apuntar a mi hermana a un cursillo de surf cuando estábamos de vacaciones en nuestra casa de verano, en Hendaya. Lo probó, le gustó mucho. Pidió a mis padres que la siguieran apoyando en ese deporte y ellos no dudaron en hacerlo. Ahí nació esa rutina de ir a nuevas playas, pasar tiempo en el mar y entrar en el mundillo de surf. Yo era muy pequeña, pero seguí los pasos de mi hermana y pasaba mucho tiempo en el mar. Siempre me encantó el mar, estar en el agua y creo que era algo que ya llevaba de serie. 

– ¿Cuál fue la sensación de coger la primera ola?

No tengo un recuerdo sobre cuál fue la primera ola. Pero sí que tengo flashes de cuando era más pequeñita y empezaba a no solamente subirme en la tabla, si no a coger las olas, ir hacia un lado, ir hacia otro… y era una sensación increíble eso de aprender a leer el mar, entender mejor la ola y cabalgarla. Ser capaz de entender al mar da sensaciones muy especiales y gratificantes. 

– Y con ocho ya empiezas a competir en el circuito europeo junior. Y hasta hoy no has dejado de sumar victorias. Campeona de España júnior Sub 18 y subcampeona de Europa sub-18 por selecciones en 2016, medalla de bronce en el campeonato mundial celebrado en Australia de la categoría júnior en 2017 y mucho más. ¿Qué hay detrás de todos esos éxitos?

Empecé con ocho años a competir, siguiendo los pasos de mi hermana. A ella no le gustó la competición, pero a mí sí porque soy una persona muy competitiva. Empecé con las categorías mixtas en el País Vasco. No había muchas chicas jóvenes en aquel momento en competición. Luego empezamos a ir a campeonatos cerca de casa a nivel nacional. Fui subiendo escalones hasta llegar al circuito Europeo Junior, que es un poco esa para de medir antes de salir al mundo. La verdad es que en la etapa junior aprendí mucho, Vi que no se me daba nada mal el surf y que podía conseguir grandes cosas. Confirmé ese pensamiento cuando llegué a Australia, a los campeonatos del mundo. Pude ver que el sueño de ser surfista profesional estaba cerca y que había que intentarlo. Detrás de todo eso, solo hay ganas, la pasión por el deporte, que son el motor que te hace sacrificar muchísimas cosas

– ¿Cómo fue el salto a la competición de élite?

Terminé mi etapa como junior muy satisfecha. Tenía muchas ganas de empezar en la categoría superior, pero tuve un traspié en ese salto por una lesión. Estuve un año parada, perdí mi ranking para la Liga Absoluta. Fue un parón, pero también un aprendizaje muy positivo. Es una experiencia dura, pero me ayudó a crecer como deportista y madurar, tener otra visión y mis objetivos más claros. 

Es un salto grande, ya que pasas de competir en junior a competir contra las mejores surfistas del mundo, en un circuito más largo y amplio. Además, incluye más responsabilidades como organizar los viajes. Hay muchos cambios y después de mi lesión me costó bastante. Perdí todo el ranking y para coger el ritmo tuve que pasar por baches. Pero, este año antes de la pandemia, había empezado muy bien en el circuito mundial, con muy buenas sensaciones. Y espero poder seguir con esas sensaciones y seguir mejorando y obteniendo resultados.

– Después de ponerte a prueba tantísimas competiciones, ¿Sientes nervios antes de cada competición?

El nervio siempre existe. Es un mecanismo de defensa que tiene el cuerpo ante situaciones de tensión o de incertidumbre, como puede haber en este deporte. Vamos a contrarreloj y sin saber realmente si va a venir la ola que necesitas. Aunque, hay veces que pasas más nervios que otras, dependiendo de la competición o de cómo estés psicológicamente para afrontar la competición. Está bien tener nervios, pero cuando hay de más pueden jugarte muy malas pasadas y que tu trabajo se vea afectado.

– Tras tantos años, debes de tener un estilo de surfear definido. ¿Podrías describírnoslo?

Siempre he sido bastante autodidacta y he ido evolucionando con la gente que me he encontrado por el camino. Nunca he tenido una base o un entrenador técnico. Así que he tenido un perfil muy radical y agresivo en las maniobras. Pero también hay que saber entrelazar maniobras, esto es algo más técnico que hay que pulir. En estos momentos, estoy trabajando esos matices para ser una surfista más completa. 

– ¿Quiénes son las personas que te apoyan con este camino que has escogido?

Desde siempre mis padres y mi hermana, que ha sido un referente. Con el tiempo, he tenido suerte de contar con el apoyo de marcas o proyectos como el Basque Team o la Federación Vasca de Surf. Y con otra gente con la que me he cruzado y me ha dado su apoyo. Así que son muchas personas a las que estoy agradecida. 

– Cuéntanos cómo es un día cualquiera de una surfista como tú. 

Entrenamos de lunes a sábado y domingo descansamos. Dependiendo de las olas, hay una sesión o una doble sesión. Además, hay una parte de preparación física, videocorrección y ejercicios en seco. En mi tiempo libre, aprovecho también para dedicarle tiempo a mis estudios y a mi familia.

– ¿Cómo es eso de meterse en las aguas del mar cantábrico en diciembre?

Estás haciendo algo que te gusta y no te supone un sacrificio. Aunque, a veces, puede ser duro por las condiciones del mar y el frío. Cuando tenemos doble entrenamiento, días de frío, el traje mojado… al principio, hay que hacer un esfuerzo de más. Por otra parte, tiene su lado positivo. En el Cantábrico hay muy buenas olas y en invierno suelen ser de calidad. 

– ¿Cómo son los entrenamientos de una surfista de élite como tú?

Mi preparación tiene tres grandes patas: la física, la psicológica y la técnica. La parte técnica la desarrollo con mi entrenador; la parte física con los preparadores del Basque Team y la psicológica con mi psicóloga María. Cada área se trabaja de un modo distinto, pero siempre con el mismo objetivo: sacar el máximo rendimiento y ser cada día mejor deportista

– Durante las temporadas y campeonatos, ¿debes de seguir unas pautas nutricionales en concreto?

Yo no sigo ninguna dieta, pero trato de comer muy sano y equilibrado siempre. Nuestro deporte no tiene categorías por pesos, así que no tenemos unas limitaciones estrictas. Aun así, hay que mantener una linea para llevar la tabla adecuada y por la salud para prevenir lesiones. Al final, el objetivo es el bienestar y aprender lo que tu cuerpo necesita en cada momento. En tiempos de competición, la ingesta suele ser mayor en hidratos y proteínas porque el gasto y la carga de trabajo es mayor. 

– Además de ser una promesa del surf nacional, estudias magisterio. ¿De dónde sacas el tiempo?

Sí. Cuando acabé el instituto, tuve claro que quería seguir creciendo en el mundo del surf y llegar a primera división, pero tampoco quería dejar de lado los estudios. Creo que hay tiempo para todo y son buenos complementos. A mí me ayuda a estar más centrada y no solamente pensar en el surf. Es una forma de tener otra perspectiva, la mente activa y, sobre todo, la capacidad de planificación. A mí me gusta hacer muchas cosas y, de este modo, estoy a lo que tengo que estar porque es el hueco que tengo para dar el 100%. Es una manera de aprovechar mi tiempo al máximo. 

En ciertas épocas de la temporada, se suelen juntar los trabajos, los exámenes, entrenamientos de más carga… y suele ser un poco más agobiante. Pero son semanas puntuales al año y, al final, se trata de planificarse y mantener la calma. Ya me queda muy poco para terminar la carrera. Solamente las prácticas y es mi gran problemática, ya que esto me obliga a estar presente y es difícil introducirlas en mi planificación, viajes y competiciones. 

– Háblanos del proyecto de Basque Team. ¿Cuál es tu rol dentro de esta iniciativa?

Mi rol es en esta iniciativa es la de ser deportista, dar lo máximo en los entrenamientos y los mayores resultados y, sobre todo, conseguir la clasificación olímpica hacia Tokio 2020. Este es el principal objetivo del proyecto, llegar a unas olimpiadas. 

– La pandemia te ha pillado preparando el Mundial del Salvador, donde te jugabas la clasificación de los Juegos de Tokio. ¿Cómo has vivido este parón?

Antes de llegar al Mundial del Salvador, nos quedaba por definir cuál iba a ser el equipo nacional oficial para el mundial. Así que mi primer objetivo era estar dentro del equipo nacional. La pandemia ha paralizado los planes de todo el mundo y no me lo he tomado mal. Si tienes los objetivos claros, da igual cuando sea el momento. Es una oportunidad para tener más tiempo para seguir trabajando. 

– Y después de los campeonatos, las temporadas de verano tan intensas, los estudios universitarios… ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

Me gusta pasar tiempo con mi familia, sobre todo, en verano. En etapas de competición, podemos tener 5 semanas seguidas sin parar. Me gusta evadirme, ir a la montaña, viajar, conocer sitios nuevos e, incluso, estar en casa. 

– Te has recorrido medio mundo de campeonato en campeonato. Australia, Sudamérica, Sudáfrica, Europa… ¿con qué destino te quedas?

Uno de los países en los que mejor me siento es Sudáfrica. Siempre me gusta volver por las amistades que tengo. Siento una conexión especial, que me hace sentir como en casa. Tengo muy buenos recuerdos. El año pasado, después de mi lesión, gané la primera prueba del mundial WQS 1.000. Mi objetivo es volver cada año.

– Cuando tienes vacaciones, ¿sigues quedándote en el mar o buscas otro tipo de destinos para desconectar?

Intento hacerlo. Con el tiempo he aprendido a dejar mi tabla de lado en algunos momentos y desconectar. Al final un surfista alocado, que vive con tanta intensidad su deporte, tiene el síndrome de la tabla. Nunca la puede dejar. He aprendido que, a veces, hay que dejarlo de lado, seguir disfrutando de otras cosas y salir de la perspectiva del mundo del surf. Hacer otras cosas que te llenan ayuda a que continúes teniendo un buen rendimiento. Por eso, me gusta viajar a algún destino en el que no haya surf de por medio, por ejemplo viajes culturales, con amigas, haciendo otro tipo de deporte. El último viaje que hice fue a Ámsterdam y disfruté mucho, solo con pasear por la ciudad, conocer sitios nuevos, comer en restaurantes…

– ¿Algo que te gustaría añadir a la entrevista?

Gracias por reflejar mi historia o un trocito de mi vida. Seguiré trabajando como lo he hecho siempre y espero poder conseguir objetivos más ambiciosos e ir cumpliendo mis sueños. Solo puedo decir que gracias a toda esa gente que me apoya de corazón y que está ahí tanto en los momentos buenos, como en los malos