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¿Hambre o ansiedad?

HAMBRE

¿Hambre o ansiedad?

Estás triste, totalmente descentrado/a, cansado/a… Sientes la necesidad de comer algo. Vas a la despensa a buscar algo para picotear y te das el homenaje. Durante la ingesta sientes alivio, pero enseguida llegan la culpa, el arrepentimiento, la vergüenza… Efectivamente, eso es ansiedad.

¿Cuántas veces te has encontrado en la cama sin poder dormir y queriendo levantarte para comer? ¿Cuántas veces estás aburrido o preocupado por algún motivo y lo único que hacer es comer y comer? ¿Sabes diferenciar entre hambre real o ansiedad? Es muy común que en situaciones de estrés, aburrimiento o tristeza nos entren ganas de comer alimentos que creemos que calman esas sensaciones que no tienen ningún tipo de relación con el hambre.

Vamos a aclarar conceptos. El hambre es una sensación que nos envía nuestro cuerpo cuando tiene la necesidad de recibir alimentos. Por ello, para saber si tenemos hambre real o estamos teniendo un momento de ansiedad debemos aprender a detenernos y analizar la situación por la que estamos necesitando ingerir alimentos. ¿Comerías cualquier cosa en ese momento o te apetecen dulces? ¿Te sientes con necesidad de cariño, tranquilidad, seguridad o bienestar?

Cuando conseguimos detenernos, observar y detectar el origen de esa sensación, estamos entrando en un proceso de alimentación consciente, que es la capacidad de prestar atención plena en lo que comemos al momento presente.

El mecanismo de la adicción. Si estás estresado crece el impulso de tomar alimentos no saludables para buscar alivio. Con ellos buscamos la satisfacción que nos producen, aunque este comportamiento nos lleva a comer de más, más rápido y a subir de peso.

¿Cómo diferenciar los momentos de ansiedad de los de hambre?

Como ya te hemos explicado, la ansiedad nos empuja a comer porque estamos pasando por problemas personas que no sabemos gestionar. No tenemos hambre real, sino estados anímicos y emociones negativas que no sabemos resolver y nos alteran. Esto acaba resultando en la ingesta de alimentos de una forma impulsiva e incontrolada. Lo que buscamos es satisfacer, saciar o llenar ese vacío que nos está perturbando psicológicamente.

En estos momentos, lo que nos apetece son ultraprocesados con mucho azúcar. No querremos comer carne, verdura o pescado, sino alimentos con mucho azúcar. Esto se debe a que los niveles de glucosa en nuestro cuerpo bajan por la alteración de nuestras emociones, y necesitamos glucosa para recuperar su equilibrio. Así que sentiremos una gran necesidad por ingerir dulces y carbohidratos.

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Ten en cuenta que los dulces generan un aumento de la dopamina y las endorfinas, que generan bienestar, felicidad y, a veces, euforia. Sin embargo, si los consumes de una forma continuada, tu cerebro se acostumbrará y se hará tolerante a ellos y dejarán de producir el mismo efecto, por lo que deberás aumentar las cantidades.

Lo ideal es identificar esas señales que nos está mandando nuestro cuerpo y poner medidas para intentar controlarlo. Es básico aprender a identificar cuando realmente tenemos hambre porque nuestro cuerpo necesitar nutrientes y cuando no lo es. Aquí te comentamos las características principales que te ayudarán a detectar esos momentos de ansiedad:

  • Aparece de forma repentina
  • Falta de control
  • Compulsión
  • Obsesión o preocupación constante por qué vas a comer
  • No es un hambre común que aumenta de forma progresiva
  • Sientes antojo de un alimento determinado (suelen ser dulces y fritos)
  • Debes satisfacer esa sensación de forma inmediata
  • Suele ir acompañada de un comportamiento impulsivo
  • El estómago está tranquilo y no emite ruidos ni lo sientes vacío
  • Pese a sentirte lleno/a, sigues comiendo
  • En el momento en que se está comiendo, se busca la mejora y el bienestar
  • Tras la ingesta, sientes culpa, vergüenza, decepción o insatisfacción personal

Por tanto, la ansiedad no es una respuesta biológica, sino la respuesta a otra carencia interna. Por ello, te recomendamos que, si quieres solucionar este problema, acudas a un especialista o profesional de inmediato. De este modo, será mucho más fácil detectar el origen de estas ingestas y solucionar lo que realmente nos está afectando emocionalmente. Así que si has detectado alguna de estas características en tus ingestas, visita a un profesional de la salud.

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¿Qué podemos hacer ante las situaciones de ansiedad?

Ahora que ya tienes claro que está ocurriendo en tu cuerpo cuando sientes ansiedad, te damos unos consejos que te ayudarán a controlarla.

  • Desayuna, come y cena en un ambiente sereno y sin distracciones de una manera consciente. Aquí te dejamos un ejercicio de mindfoodness que te será muy útil cuando estés ansioso. Haz clic aquí. 
  • No te saltes las comidas. Nos ayudará a que nuestro cuerpo a estar activo y, por lo tanto, a no sentir ese hambre más atroz en la próxima comida que nos hará atiborrarnos y aumentando nuestro nivel de ansiedad también.
  • Come muy despacio, masticando muy bien los alimentos.
  • Entre horas, tómate un tentempié saludable.
  • Analiza tus hábitos para tomar conciencia de ellos. Apunta en una libreta lo que comes durante una semana, añade las situaciones que te llevan a elegir alimentos procesados, ultraprocesados y dulces, escribe qué emoción va acompañada de esa situación (aburrimiento, tristeza, nervios…) y anota cómo te sientes después de comerlos.
  • Deja de contar calorías. Esto hará que midas  tu hambre de acuerdo a tu intelecto en lugar de seguir las indicaciones de tu cuerpo, además de que resulta muy estresante y añadir estrés es lo último que queremos.
  • Planifica lo que comes. Hazte un menú semanal para que, así, sepas exactamente qué vas a comer y a qué hora.
  • Come alimentos saciantes para evitar la sensación de hambre. Te recomendamos que incluyas en tu dieta las frutas y las verduras.
  • Prueba las meditaciones. Las meditaciones nos ayudan a evadirnos y a encontrar nuestro momento de conexión con nuestro cuerpo. Esto te será muy útil para detectar qué te causa ese malestar que te lleva a comer compulsivamente e intentar controlarlo.
  • Haz deporte. El ejercicio físico es un hábito muy recomendable para conseguir reducir la ansiedad y vivir de una forma más optimista y positiva.
  • Evita el azúcar. Te recomendamos que evites tener ultraprocesados, procesados y dulces en tu casa y optes por versiones más saludables como yogures, frutas. 

¿Sabías que…? La alimentación consciente intenta desarrollar en nosotros el comportamiento contrario, es decir, promueve el autocontrol y el autoconocimiento, rescatando señales internas que tenemos olvidadas y volviendo más «racional» y menos automático el comer actual. El mindfoodness o alimentación consciente busca mejorar la forma en que nos relacionamos con la comida trabajando en la esfera mental y emocional sobre todo.

Nuestro cuerpo es único y estos momentos de ansiedad podrían pasarnos factura a corto y largo plazo. Debemos concienciarnos más sobre la importancia de cuidarnos y llevar una alimentación equilibrada para sanar cuerpo y mente.